OtGO: Triptych The Galleys of
Souls
Traducido al castellano por Camila Ruiz Vega --
The original
text in German --
-- The text in English -- El tríptico The Galleys of
Souls
[Las Galeras de Almas] (2013-2021, acrílico sobre lienzo, 215 x 300
cm, 215 x 400 cm, 215 x 300 cm) toca un tema complejo que ha mantenido
ocupado por años al artista OtGO en su estudio, en la ciudad de
Berlín, a saber: la esclavitud y el tráfico de sereshumanos.
A pesar de la continua falta de visibilidad y la sensación de tabú
que generan estos asuntos en la sociedad, son cuestiones que han tenido
gran significación histórica y que hoy adquieren relevancia
nuevamente en el marco de las contiendas políticas que surgen a
propósito del movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos, la
oleada de inmigración de refugiados hacia Europa, y la pandemia del
Coronavirus. A la luz de estos eventos, hemos de replantearnos con
mayor sensibilidad: ¿Qué implican realmente la esclavitud y el
tráfico de personas? ¿Cómo se vincula a ello la pena de galeras? Y
puntualmente, ¿Cómo explora OtGO estos tópicos a través de sus obras
para habilitarlos dentro del discurso contemporáneo?
Primero que nada, algunas cuestiones generales sobre los términos mencionados, estrechamente
relacionados: desde los albores de la humanidad que hemos estado
esclavizando a otros seres humanos. Ya desde la Antigüedad, las
esclavas y los esclavos se concibieron económica y legalmente como
seres sin libertad, en calidad de posesiones pertenecientes a otras
personas. La noción de esclavitud engloba este vínculo de dependencia y
es sinónimo de trabajo físico altamente agotador. A través del tiempo y
hasta la actualidad, el tráfico humano ha involucrado el secuestro y
deportación de personas –usualmente a otros países– para ser explotadas
de manera laboral y sexual.
La esclavitud y el tráfico de personas han ganado lamentable
notoriedad en la historia mundial. Esto es especialmente cierto en el
caso de las principales potencias marítimas europeas durante la
denominada Era de los Descubrimientos, que se extendió aproximadamente
unos cuatrocientos años después de la Edad Media. Los portugueses
fueron los primeros en secuestrar a personas del continente africano,
ya en la primera mitad del siglo XV, para intercambiarlas como esclavos
a cambio de bienes durante sus viajes marítimos. Pronto, los españoles
también comenzaron a ejercer la trata: a partir de su llegada a tierras
americanas, comenzaron a esclavizar a la población indígena. En una
tercera fase, aprovechando el trabajo forzado de dichos individuos,
obtenían materias primas –como algodón, té, café, tabaco, azúcar y
metales preciosos– que enviaban por barcos desde las colonias hasta
Europa. Y pronto otras potencias colonialistas se sumaron a este
“próspero” comercio, entre ellas Inglaterra, Francia, Holanda y
Dinamarca, lo que tuvo como resultado una segunda oleada de captura
multitudinaria de personas del oeste africano para colonizar el
continente americano. De cada cuatro, solo uno sobrevivió a las
brutales capturas y deportaciones –hechas en su mayoría por las propias
clases altas locales–, y el viaje a través del Atlántico. En los barcos
prevalecían las condiciones inhumanas: en hacinamiento, dispuestos
cuerpo a cuerpo sobre la cubierta y bajo ella, las personas
esclavizadas eran tratadas como piezas de carga. Con cadenas, sin
comida ni atención médica y bajo constante maltrato, eran dejados a su
suerte, y quienes sufrían de graves enfermedades eran arrojados sin
piedad al mar. Con esto en consideración, OtGO ha entrelazado en su
obra la cuestión sobre los barcos de esclavos con las galeras, un tipo
de navío utilizado antiguamente en el Mediterráneo como barco de guerra
impulsado a fuerza de remo. La pena de galeras como expiación del
delito implicaba, en esa época, que los convictos eran forzados a
trabajar en estos barcos a remo, ocasionándoles a menudo la muerte en
crueles condiciones.
En cuanto a la composición, The
Galleys of Souls es un tríptico comprendido de tres pinturas de gran
formato con estructuras homogéneas. Vemos cascos verticales en cada una
de las pinturas, tres en cada una de las laterales y seis en la central
–de mayor dimensión–, que varían en tamaño y dominan el campo visual. Aunque
como espectadores podemos identificar que se trata de navíos basándose
en el título (Las Galeras de Almas), si adoptamos otras perspectivas
podríamos tantear diferentes interpretaciones, especialmente observando
desde la distancia e inclinándonos hacia la abstracción: ¿Se trata de
un microcosmos orgánico de células y paramecios? ¿Podemos discernir a
un nivel macro las hojas de plantas tropicales? o tal vez, mirando de
manera más artificiosa, ¿Estamos ante formas de abanicos
centroamericanos al estilo de las ornamentaciones mayas? ¿O ante las
ventanas iluminadas propias de un espacio sagrado?
Sin embargo, al aproximarnos a la obra, los
detalles nos arrancan abruptamente de estas inofensivas asociaciones
para situarnos ante el tema de los barcos de esclavos. Tras una mirada
detenida, estas estructuras nos revelan su interior: comenzamos a
reconocer las siluetas de cuerpos alineados en cadena en un riguroso
orden. Se trata de figuras humanas, pero se las dispone forzosamente de
manera vertical u horizontal, a modo de tablas de madera, para
adaptarse a la forma de las galeras. Ellas representan a todos los
cuerpos hacinados, casi como sardinas enlatadas si lo dijéramos de
manera drástica, en los cascos de las barcazas. Aquellos que han sido
obligados a abandonar este terrible “orden” dentro de las galeras o
lanzados fuera de ellas, parecen flotar en un amplio arco sobre ellas o
arremolinarse en el mar. Ya en este punto, la idea de “almas” –que
refiere a la segunda parte del título de la obra– se torna más
comprensible. El efecto opresivo es subrayado de manera más formal por
las innumerables huellas de manos color rojo sangre dispuestas por OtGO
en los lienzos, además de su distintiva firma
–consistente en una huella vertical y letras verticales que en esta
ocasión toman el mismo tinte sangre– ubicada en la popa de una de las
galeras.
Detailed view: The
Galleys of Souls
En las tres pinturas los colores primarios azul y rojo luchan entre sí en una iluminada paleta cromática. El fondo
se enriquece con acentos de violeta y celeste que, a través de capas
texturizadas, emulan incipientemente el vasto mar. Las impresiones
bidimensionales, aparejadas con el contraste de profundidades
cromáticas y tonales, se alternan en las imágenes. El uso de negro
engrosa casi la totalidad de la figuraciónque, en interminables filas, da forma a la estructura interna de los
barcos. Todo lo relacionado a estas figuras es negro: los grilletes,
formados por curvas que encadenan los cuerpos entre sí a nivel del
torso y cuello, así como los codigos alfanuméricos. Advertimos listas
sutilmente desplegadas en el fondo pictórico, en el contorno de los
navíos y acompañando cada figura humana.
El tercer color primario, amarillo –complementario del violeta– resulta
un fuerte matiz de luz destinado a alumbrar el interior de las galeras.
Este color también es utilizado en pinceladas que delinean la proa o
popa para después fluir en trazos hasta desvanecerse. ¿Se trata de
barcos hundidos hace mucho tiempo? ¿Naufragios que permanecen visibles
en la superficie? ¿Barcos fantasma? En cualquier caso, esta
representación fragmentaria es una reminiscencia de ellos. En cada
lienzo, una mancha anaranjada resalta un tramo de los códigos
alfanuméricos, creando un efecto de señalización como un pin que sujeta
un anuncio en un tablero. A estas alturas queda claro: además de la
exploración temática, la pintura en sí misma se exhibe como tal en esta
obra.
Lo anterior se evidencia una vez más en la aplicación de pintura que,
en una misma paleta cromática y sumada a una fina capa de barniz, fluye
en líneas de color que asemejan finos barrotes de prisión a lo largo de
la superficie pictórica. ¿O, tal vez, podemos ver fluir sangre y
lágrimas? Junto con salpicaduras de pintura (especialmente en el tercer
cuerpo de la imagen central), dichos trazos difuminan la presencia de
las figuras negras opacas que, de otro modo, resaltarían todavía más
como elementos esenciales de la obra. La desfiguración
entonces puede no sólo leerse en los naufragios ya mencionados, sino
que a menudo surge a partir de los rastros del goteo y las salpicaduras
de pintura que desmembran visualmente a las figuras. También, podemos
encontrar superposiciones figurativas
en los grupos entre los cascos o los “nadadores” alineados en la popa
del último barco de la imagen central. Estos últimos están posicionados
como si sus almas hubieran recientemente comenzado a tomar vuelo en
diagonal al barco.
La interpretación de un evento pictórico concreto queda
en manos del espectador ya que la producción de OtGO no sigue ningún
esquema narrativo. Esto significa que es el público quien asume la
tarea de descifrar la obra, pieza por pieza. Si nos lo permitimos, nos
“tropezaremos” en la ambivalencia entre los tópicos de los barcos de
esclavos y el de las galeras en el tríptico The Galleys of Souls. Esto,
debido a que la representación contradice el título si intentamos
distinguir los remos en los barcos, o cuando intentamos entender la
disposición de los cuerpos de los esclavos como la de remeros
encadenados.Siendo extremidades que simbolizan la libertad según
sugiere el artista, las manos de quienes están encadenados entre sí
permanecen invisibles. A pesar de la omisión, nos inclinamos a
interpretar algunos de los números y letras adyacentes como si se
tratase de remos codificados, en el más amplio sentido de la palabra.
Pero estos códigos no nos revelan su secreto, ya que se desplazan entre
el anonimato y un rótulo identificatorio. El artista despliega
insistentemente el término “bool” (боол),
que en mongolés refiere a “esclavo”, lo que podemos advertir, por
ejemplo, entre el segundo y tercer casco. Otras listas más acotadas de
nombres aportan algunas variaciones de estas codificaciones, como vemos
en el borde derecho de la tercera pieza. Estos, corresponden a figuras
históricas de todo el mundo que fueron víctimas de la esclavitud.
Buscando abrirnos a la lectura de la metamorfosis en la producción de
OtGO, como aquel “cambio de estatus” del esclavo liberador o una
transición de la vida a la muerte, seguimos los patrones de movimiento
y las extendidas extremidades de las figuras fuera de los barcos. No
nos basta la representación, sin embargo, para que podamos determinar
si estos cuerpos encarnan a personas vivas nadando, alma en vuelo o
muertos danzantes. Incluso sin sus grilletes, quienes estan al exterior
de las galeras continúan siendo siluetas sin rostro y tienen el mismo
color que sus hermanos y hermanas a bordo. En conjunto, nos recuerdan
el destino de los esclavos que atravesaron estos viajes, cuyas vidas
habitualmente acabaron de manera fugaz y desapercibida.
Triptych: The Galleys of Souls
–1/3 byOtGO 2013–2021,
acryl
on
canvas 215 x 300 cm, 215 x 400
cm, 215
x 300 cm
Hasta ahora, estos ejemplos resultan fragmentarios respecto del amplio tema que
el tríptico de OtGO aborda. El objetivo es visibilizar una cuestión que
ha dejado profundas cicatrices en la memoria colectiva de las personas
negras; un tópico que, de manera frustrante, a menudo permanece
invisible o es invisibilizado deliberadamente. Al momento de tratarlo
artísticamente, existen ciertas posturas controvertidas. Al respecto,
OtGO comenta lo siguiente:
“Una de las posturas radicales es adoptada, por ejemplo, por Kara Walker,
fcuya obra he seguido durante varios años. Es de las pocas que ha
atraído suficiente atención sobre el asunto, lo que podría haberse
acrecentado desde el surgimiento del movimiento Black Lives Matter. Sus
dibujos a gran escala logran conmover al espectador. Con sus grotescas
siluetas, el estilo de ensueño de la representación se contrapone a la
agresividad y obscenidad de su contenido. Con sus instalaciones, Walker
apunta a provocar al público. Para denunciar la trata trasatlántica de
esclavos impulsada por el imperio británico, instaló Fons Americanus
(2019-2021) en la sala Turbine Hall de la Tate Modern. Esta fuente
alegórica se erige como un “anti monumento” contra el Victoria Memorial
de Londres.”
Por su parte, OtGO se inclina por explorar una veta conciliadora. En sus palabras, él mismo se ve como un "embajador" que ha tomado la tarea de erigir un “monumento” a estas personas a través de la pintura. Incluso, anhela encarar el alma de los esclavos fallecidos “con respeto y devoción” para poder finalmente “liberarles y redimirles”,
según dice. El artista subraya este sentido espiritual otorgándole a la
obra el formato de tríptico, al modo de los retablos tradicionales. Por
otro lado, mediante la pintura, es él quien también se libera de un
motivo que lo ha atormentado ya demasiado tiempo.
Y a través de estas circunstancias “liberadoras”, OtGO conecta con el
método de otra artista que encara el difícil capítulo de la esclavitud
de una manera igualmente positiva. Con su trabajo, la coreógrafa Bintou Dembélé
está cimentando una nueva vía que enlaza opuestos aparentemente
irreconciliables: en París, presentó la ópera-ballet Les Indes Galantes
(1735), de Jean-Phillipe Rameau, con bailarines de hip-hop en una "decolonised
version"
durante 2019. Con esto, ¡se convierte en la primera mujer negra que
asume esta tarea en la prestigiosa Ópera Bastille de París desde que la
pieza fuera compuesta en la época barroca! Al verla bailar, queda claro
aquello a lo que apunta: actualizar la historia de la esclavitud a
través de sus "movimientos", como señaló en una entrevista. Lo hace para "conmemorar" a los "marrones", esclavos fugitivos de las plantaciones, y para "transformar el lenguaje de los opresores". Y sostiene además que "mantenerse firme"
es la máxima para liberar a estas personas y preservar su memoria. Su
cuerpo responde a la contrafuerza física mediante inversiones fluidas.
Por ejemplo, con sus movimientos "libera"
simbólicamente a los oprimidos mediante suaves gestos con las manos en
espiral hacia arriba, sobre su propia cabeza, "hacia el cielo". Los
movimientos de Bintou Dembélé trazan así, en la danza para el "marronage", lo que las figuras salidas de los barcos de esclavos pintadas por OtGO sugieren en gestos expresivos.
En conclusión, ni
la coreógrafa Bintou Dembélé ni el pintor OtGO pueden reescribir la
historia de la esclavitud. Pero sí, transmitirla a la gente a través de
su arte y, como modelos a seguir, promover en la sociedad actual una
mayor sensibilidad y esperanza desde una aproximación positiva. Estados
Unidos firmó la abolición de la esclavitud en 1865. Hoy en día, no
obstante, las personas negras, tanto allí como en otros países, son
víctimas de racismo, tortura y violencia policial como derivados
actuales de la esclavitud. Persiste también en la esclavización de
infancias en África, el Caribe y la India, la huída y el ahogamiento de
refugiados en el Mediterráneo, y la trata de personas en Europa del
Este y el Sudeste Asiático, por cuanto siguen siendo fenómenos comunes.
Esto debería darnos qué pensar, especialmente con la crisis actual y
sus consiguientes complicaciones que, de todos modos, nos demanda
diariamente valentía y humanidad.